Pero,
si el ser maestro es una tarea difícil y delicada en cualquier parte
del mundo, mucho más delicada es ser maestro en el Perú; donde las
condiciones de vida y de trabajo son cada vez peores. Y es en medio de
esta realidad que el señor Jesucristo nos ha llamado y nos ha confiado
la misión de anunciarlo con esta vida entera, a nuestros niños, jóvenes,
colegas y a todo el mundo.